¿Cuál era la forma y tipo de documentos en la Roma Clásica?

Antes de hablar de producción documental en la Roma Clásica debemos contextualizar la situación y hablar de precedentes. Es por ello que habría que situarse en el siglo VII a. C., cuando nace el alfabeto latino, y en un ambiente crispado por la inmadurez e inestabilidad política, económica y social, sobre todo, durante la monarquía.

Recordemos que las etapas históricas de Roma se dividen en tres grandes periodos:

  • Monarquía (del 753 a. C. al 509 a. C.)
  • República (del 509 a. C. al 27 a. C.)
  • Imperio (del 27 a. C. al 476 d. C.)

Como precedentes del alfabeto latino hay un doble influjo, por un lado, la herencia etrusca, que otorga a la escritura un fuerte carácter sagrado, como vehículo de comunicación entre los humanos y la divinidad. Por otro lado, la herencia griega, que señala la escritura como un bien común e instrumento para el correcto funcionamiento de la polis.

Por lo tanto, y ante estas influencias, surge la necesidad de exponer públicamente el texto de la ley para que haya un conocimiento general de la normativa, y establecer así un vínculo entre gobernantes y gobernados.

 

Inicios de la producción documental en Roma

Acta Diurna. Fuente: Ciencia Histórica.

La producción de documentos en el mundo romano surge en época de la República, cuando se le otorga al documento la potestad como testimonio de carácter escrito y naturaleza jurídica. En la Roma Clásica se usaba la palabra instrumentum para referirse a ellos. Por entonces, ya había de dos tipos: documentos públicos y privados. Los primeros, destinados al bien común; y los privados, relativos a los intereses particulares.

El documento público es aquel que emana de instituciones públicas y/o magistraturas. En este grupo encontraríamos:

  • Decretos: es el resultado de una deliberación proveniente del Senado, de corporaciones, asambleas,… Los del senado son los más importantes, pues afectan a todo el estado.
  • Edictos: las magistrados eran los encargados de desarrollarlos, pues recogían el programa de actuación del gobierno. Solían producirse en tablas de madera, se exponían públicamente en el foro y se pintaban en blanco, por lo que se llamaban album. Dada la alta tasa de analfabetismo se leía en voz alta.
  • Actum, acta: también se exponían públicamente y recogían las actuaciones de magistrados y del senado (acta senatus, acta judiciorum).

 

 

Documentos en época imperial

Ahora bien, una vez se inicia la época imperial el tipo documental varía sustancialmente, ya que el gobierno pasa a estar muy centralizado. Este hecho comporta que haya oficinas centralizadas para coordinar la administración y controlar militar y fiscalmente el Imperio. Cada oficina recibía el nombre de scrinia.

En cuanto al procedimiento de la redacción del documento público, de esta se encargaba un magistrado, quien otorgaba veracidad al contenido. Los funcionarios, que eran siervos públicos, copiaban lo que el primero dictaba. El documento se entregaba a los interesados y siempre había una copia que se guardaba en el tabularium. Finalmente, se exponía públicamente en un soporte duro.

Tablillas de madera de Vindolanda. Fuente: Cinabrio blog.

 

La forma del documento

La forma del documento (público o privado) era normalmente en tablillas de madera enceradas. Recibían el nombre de tabella, pugilares o pugilares cerae. Si no estaban enceradas se escribía con cálamo y tinta, y si tenían una capa de cera con punzón o estilo (stylus).

Los documentos formaban a veces dípticos y otras trípticos y, en el interior albergaban el texto del documento, mientras que el exterior se cerraba con una cinta. También se fijaba en el exterior el nombre de los testigos, el duplicado del texto y los sellos de los testigos sobre el nudo, para validar el documento.

 

 

El documento privado

En Roma, el documento privado tiene un desarrollo muy posterior al público, ya que responde más a acciones jurídicas del tipo: testamentos, compra-venta (cautio), préstamos, partidas de nacimiento,…

En Época Imperial el documento privado lo redactaba el notarius, que tenía muy buena formación (escribían con notas, de ahí el nombre de notarius). Si alguien quería, por ejemplo, firmar una venta, acudían a él, pero cuando uno mismo sabía escribir podía redactarlo motu proprio.

Carta del Imperio Romano en papiro. Fuente: El Comercio.

Es importante destacar que en el siglo I d. C. aparece un tipo de escribiente para aquellas personas que no tienen medios económicos y no saben escribir que se conoce como tabellio. Básicamente, se encarga de escribir a petición de las partes. Ya en el siglo II, el tabellio adquiere un carácter público y su funcionamiento está organizado. Se procuran puestos fijos en la calle y forman corporaciones y, consecuentemente, disponen de normas propias y precios similares. Además, el documento privado empieza a adquirir fórmulas fijas, tal y como las tenía el público.

A partir del Alto Imperio (ss. I-II d. C.), además de utilizar tablillas como soporte documental, se comienza a usar el papiro, lo que genera cambios tales como la introducción de la suscripción autógrafa en los documentos. Esto último no sustituye a los sellos para validar los documentos, sino que se complementan en un mismo documento.

 

 

Y hasta aquí la entrada de hoy. Ante cualquier cuestión o sugerencia, no dudéis en dejar vuestro comentario o escribir directamente a info@universoescrito.com

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