La biblioteca escolar tuvo su máximo apogeo en el periodo 2008-2011, momento en que, de acuerdo con el cumplimiento del artículo 113 de la LOE se reconoce la obligatoriedad de disponer de bibliotecas en los centros educativos. Ante este contexto el gobierno central destinó parte de su presupuesto a los proyectos bibliotecarios en centros educativos, pero a partir de 2011 el presupuesto se canceló y las bibliotecas escolares han subsistido (y algunas, crecido) gracias a las ayudas autonómicas.
En los últimos años, la mayoría de comunidades autónomas han ido desarrollando normativa que contempla las bibliotecas escolares e incluso algunas han creado normativa específica para el funcionamiento de las bibliotecas escolares (caso de Andalucía a través de Instrucciones de 24 de julio de 2013 sobre la Organización y funcionamiento de las bibliotecas escolares de los centros docentes públicos que imparten Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria). Sin embargo, el sistema de bibliotecas escolares en España no está completamente articulado (Poveda Pastor, 2018), y este debería ser este el punto de partida para que los cambios que ahora vemos lejos sean una realidad.
Detallamos a continuación cómo visualizamos la biblioteca escolar (¿ideal?) para un futuro próximo:
En cuanto a funciones
La biblioteca escolar la planteo como un centro de creación de recursos educativos, gestión de los mismos y digitalización de los ya existentes, con una biblioteca escolar digital donde poder acceder desde el OPAC a todos los recursos, y también a catálogos colectivos de bibliotecas escolares. Visualizo un centro abierto, no solo para el centro escolar sino para el entorno inmediato, lo que supone colaboraciones con otras bibliotecas locales y centros culturales como museos, archivos, etc.
Las bibliotecas en centros escolares estarían integradas en el currículo escolar, dando apoyo a profesores, alumnos y familiares, garantizando así que se otorgue la información e ideas fundamentales a los alumnos para desenvolverse con éxito en la sociedad, basada en la información y el conocimiento.
Otra función fundamental es la de facilitar las herramientas y habilidades necesarias a los alumnos para combatir la infoxicación. A través de talleres y cursos, el/la bibliotecario/a del centro puede enseñar al alumnado cómo discernir entre información correcta e incorrecta y, lo que es más, a utilizarla.
Entre las actividades que llevaría a cabo en una biblioteca escolar estaría la gestión de plataformas virtuales para realización de cursos y talleres online, a través de plataformas de aprendizaje Moodle; también talleres de creación literaria, clubs de lectura, charlas, coloquios, recorridos culturales y cualquier otro tipo de actividad que fomente la lectura y apoye en el crecimiento personal/profesional del alumnado.
La IFLA/UNESCO incluye en su manifiesto de 1999 otra principal función, que hace hincapié en la necesidad de organizar actividades que favorezcan la toma de conciencia y la sensibilización cultural y social. Coincido con este punto del manifiesto, ya que de esta forma se conseguirá una sociedad más responsable, solidaria e inclusiva. Unida a la anterior, también se proclamaría la idea de libertad intelectual, de pensamiento e ideología.
En cuanto a espacio
Contemplo un espacio que en cuanto a dimensiones puede seguir siendo el mismo que ahora, sin embargo, distribuido de manera que pueda dar cabida a un extraordinario número de actividades, talleres, clubs de lectura y, sobre todo, espacios habilitados para trabajar en grupos o incluso para jugar a videojuegos o ver audiovisuales.
Esta realidad no deja de lado el espacio destinado para leer y estudiar individualmente, pues siguiendo los comentarios de Daniel Cassany en su ponencia “Hacia la ciudadanía letrada del siglo XXI”, la biblioteca escolar se concibe ya no como un espacio, sino como una actividad, pero actuando como espacio a la hora de superar las limitaciones existentes entre el alumnado con más necesidades socioeconómicas, incluso cuando todo esté digitalizado. De ahí que se siga dando sitio para disfrutar de la lectura, ofreciendo servicio de wifi, acceso a ordenadores y asientos para estudiar.
Sería, en definitiva, un espacio de animación a la lectura, a la vez que centro de recursos para el aprendizaje y lugar para la ampliación del conocimiento que no aparece en los libros de texto.
En cuanto a personal
Es necesario que una vez se articule completamente el sistema de bibliotecas escolares se establezca que el personal que gestione la misma sea experto en estas tareas y que se dedique a ellas a tiempo completo, para poder desarrollar correctamente y con dedicación suficiente las tareas asignadas.
A día de hoy se dedican muy pocas horas a la gestión de las bibliotecas escolares en los diferentes centros, ya que son horas que dedica el propio profesorado del centro o incluso padres de algunos alumnos. Es por ello que una persona (o más, si fuese necesario) dedicada exclusivamente a ello mejoraría definitivamente la integración de la biblioteca al propio centro. En la lectura de Miret y Baró, (2017) se ejemplifica este hecho con el éxito de integración de las bibliotecas escolares en Galicia, donde el presupuesto para bibliotecas escolares es de 1 millón de euros por curso aproximadamente, y en PISA 2012 obtuvo resultados en competencia lectora superiores a la media de España, OCDE y UE. Son solo datos, pero de ahí se pueden extraer muchas conclusiones.
Como conclusión…
La biblioteca escolar debería ser un espacio donde se creen recursos y se gestionen para abastecer al centro; un lugar abierto a la comunidad, no solo escolar, también con colaboraciones con otras entidades culturales. Sería un espacio integrado en el currículo escolar que diera las herramientas necesarias al alumnado para evaluar y gestionar la información, a través de cursos, talleres, coloquios y actividades de diversa índole que fomenten la lectura y el crecimiento personal y profesional de los usuarios. Todo ello comporta un espacio dinámico y abierto enfocado a dar cabida a las múltiples actividades pero también un lugar inclusivo y solidario, que debería ser además, gestionado por profesionales expertos que puedan dedicarse a tiempo completo a la labor bibliotecaria.
Referencias consultadas:
Cassany, Daniel. (2015). Hacia la ciudadanía letrada del siglo XXI. Recuperado de: https://cdn.educ.ar/repositorio/Download/file?file_id=8edfa893-8ba1-4fc8-93fc-69b0cfc6dc93
IFLA/UNESCO School Library Manifiesto 1999. Recuperado de: https://www.ifla.org/ES/publications/ifla-unesco-school-library-manifesto-1999
Miret, Inés y Baró, Mònica. (2017). Bibliotecas escolares a pie de página. Recuperado de: http://www.fge.es/lalectura/docs/Miret_y_Baro_127-138.pdf
Poveda Pastor, Inés. (2020). Statu quo de las bibliotecas escolares en España. Revista Mi Biblioteca, año XVI (60), pág. 16-21.
Si te ha gustado esta entrada, seguramente te interese esta otra sobre las 12 principales razones que señalan la importancia de la biblioteca escolar. ¡Hasta la semana próxima!